Weekend Wedding

En los últimos años el modelo Weekend Wedding está posicionándose con fuerza dentro del sector.

En realidad, se trata de organizar un encuentro con vuestros más íntimos en un lugar apartado y disfrutar de la fiesta durante todo el fin de semana.

Os estaréis preguntando: ¿por qué un lugar apartado? ¿No podríamos hacer lo mismo en una ciudad? Por supuesto que sí pero, precisamente, solemos reservar un pequeño hotel o bien un turismo rural para estar solos y evitar desplazamientos. Es la forma de asegurarnos de que todos vais a participar del plan, desde el principio.

Evidentemente, esta fórmula es válida para bodas de tamaño reducido, porque tendréis que  cerrar una fecha que sea idónea para todos.

Hasta hace poco tiempo, este formato solía responder a dos tipos de parejas:

  • Las parejas que vienen de otra ciudad o de otro país (Destination Wedding). Parejas que se conocieron aquí, o se enamoraron aquí, o se declararon aquí… y deciden desplazar a sus padres, hermanos y amigos más íntimos durante un fin de semana, aunque suponga coger un avión o hacer un largo trayecto en coche.
  • O bien, las  parejas que ya llevan mucho tiempo juntas. En muchos casos pueden ser segundos matrimonios. Ya tuvieron su boda formal y ahora les apetece otra cosa: con los suyos, sin compromisos y disfrutando de la fiesta con los que viven su día a día y los conocen bien.

Últimamente hemos observado que cada vez sois más las parejas que estáis eligiendo este formato. No solo por las restricciones de aforo a raíz de la pandemia, sino porque este susto imprevisto en nuestras vidas nos está haciendo replantear muchas cosas. 

Por este motivo, hemos querido explicaros un poco más sobre este tipo de bodas, desvelando algunas claves:

  • En primer lugar, os aconsejaría el factor sorpresa: es divertido que no conozcan del todo el programa previsto, que descubrirán cuando lleguen.
  • En segundo lugar, os recomiendo buscar la forma de que todos participen, de alguna forma, en la organización. 

Aunque lo ideal es tener a un responsable de toda la coordinación  y de llevar los timing (es decir, un wedding planner) y aunque podemos contratar un catering que nos sirva desde la primera copa, siempre será más divertido empezar, por ejemplo, con una barbacoa la primera noche, para que los invitados participen al máximo. Nos servirá para romper el hielo entre todos y por supuesto, para echarnos unas risas.

  • En tercer lugar y sin forzar a nadie, es muy recomendable ofrecer algún plan para llenar el fin de semana: El sábado empezaremos con algo de actividad al aire libre: deporte, excursión… o ir a coger flores al campo para decorar la ceremonia, hinchar globos o marcar con velas o hiedra el camino por el que harán su entrada los novios. Podemos organizar equipos para mezclar a los invitados y asignarles distintas tareas o pensar en algún proyecto en el que puedan participar todos los que quieran.

Después de comer, tocará descanso y nuestra consabida siesta, porque la noche va a ser larga.

Dejaremos tranquilos a los novios para que se cambien y se tomen su tiempo. No deja de ser el día de su boda y los nervios no van a faltar. Los esperaremos con una bebida fresca (limonada, aguas aromatizadas…) pero dejaremos el alcohol para más adelante. 

Con la tranquilidad de que no tendremos que conducir, podremos alargar la noche todo lo que el cuerpo aguante.

Al día siguiente, ofreceremos un brunch escalonado, según vayan amaneciendo los invitados y sin obligar a nadie a usar el despertador. Será el momento ideal para comentar las anécdotas relajadamente, deseando que el tiempo no avance y que ese fin de semana no termine nunca.

Qué distinto es este planteamiento de una boda tradicional, y qué apetecible es también. 

¿Os apuntaríais a organizar así vuestra boda?

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